Encuentro fortuito.

 Encuentro inesperado, importante remolino de emociones que me llevas a él, no te entiendo. Me encontraste, me aturdiste y me dominaste como si de un animal yo me tratase, cazada por las garras hambrientas de tu amor incomprensible, conocido e increíblemente cercano, pero al mismo tiempo la lógica y la razón calman los latidos de mi corazón  para encontrarte extraño e inédito.

Qué hiciste, cómo, por qué? No importa, o si?

Oximorones encontrados en cada esquina del nido creado por nuestras mentes, almas y corazones para entrelazarnos y unirnos como uno. Te entiendo pero al mismo tiempo yo misma no lo hago, y al ser mutuo el pensamiento caemos nuevamente en lo desconocido, en el desentendimiento de que lo que siento no es mío... y no, no lo es, no puede serlo, no con tan poco tiempo de encuentro, pero lo siento.

Qué hago? no entiendo, no debo hacerlo, pero quiero.

Vuelta a la rueda de la vida conflictuosa, incoherente. Cuando creemos saberlo todo nos da un poco mas de aquello que no tiene respuesta emergente. No, no la tiene. Mas no quiero dejar de sentir esto tan placentero y humano como lo es el amor que encuentro en mi pecho apretado contra el tuyo al mirarte a los ojos,  ojos tan familiares que me hace creer en teorías de vidas pasadas. Los enredos del hilo del destino enredando a terceros en llantos y dolores inevitables pero de igual forma desafortunados. Odio generarlos, pero mirar el lado negativo de cosas hechas con amor no es necesario si no hay traición y engaño que los defina. 

 Me encontraste, te vi y caímos, sin si quiera pensarlo jamás que esto seria pura obra del destino. 

Retorcido como siempre nos amarra de pies y manos sin poder hacer nada mas que mirarnos, expectantes al otro. "Es muy pronto cariño veras que el tiempo define nuestro encuentro con enseñanzas eternas", quizás duelas más de lo que pienso, pero valiente no es aquel que no se lanza al agua profunda por pensamientos incoherentes de mounstruos esperando en las profundidades que por lógica y defecto, no están ahí. Es irónico que nunca habiendo tenido miedo a las profundidades hoy me encuentre mirando el vacío dudosa aunque al mismo tiempo segura, esperando encontrarme con las más tibias aguas.

Miro el vacío.

Me inclino despacio...

Respiro... y caigo. 

"Ojalá sean, aguas tibias"

  


         _Perez Muñoz Valentina 


Comentarios

Entradas más populares de este blog

VOS.

Tuya.

Expectativas