Bajar a tierra.
Una de las cosas que me hizo empezar a escribir fue darle lugar a mis pensamientos para convertirse es materia. La nube de imágenes y palabras difusas de mi cabeza no siempre fue una estructura literaria bonita donde poder plasmar mis pensamientos y emociones, no siempre pude materializarlos de manera tan estructurada, es algo de lo que estoy orgullosa en este momento. Pude bajar a tierra y dar a mis ideas el espacio que necesitaban para fluir. Por mucho tiempo pensé que ese espacio debía ser una persona, se siente bien que alguien te escuche, pero mis palabras no suenan igual saliendo de mi boca. Es como si mi cerebro y mis labios de verdad no se entendieran, entre medio de ellos dos se cuela el corazón y muchas veces los hace temblar impidiendo su movimiento fluido, pero mis manos al contrario de mis labios se llevan muy bien con mi cerebro, ellas le prestan la atención que el necesita para expresarse y el tiempo para desarrollarse de manera correcta sin malentendidos. No ...